En un reino no muy lejano, reinado un rey muy poderoso y caprichoso,
tenía todo lo que quería, todo lo conseguía por un camino u otro.
Un día uno de sus monos sirvientes rompió su corona de
cristal cuando se disponía a limpiarla. Esta corona casualmente era la más
bonita de todas y también la preferida del rey. Cuando el rey se enteró de lo
ocurrido cogió al mono y la metió en un saco. Cuando el rey hacía esto solo
significaba una cosa: Lo matarían con un hacha en la caseta de la sangre. Así
pus, el rey señalo al mono muy enfadado y uno de sus sirvientes monos preparo
el hacha para matarlo.
De camino a la caseta, el rey se encontró con un cangrejo,
este le pregunto:
-
¿Dónde vas tan enfadado? – Pregunto el cangrejo.
-
Mi mono me ha roto mi corona favorita y lo voy a
matar – Respondió el rey.
-
Y ¿Por eso quieres matarlo? No, creo que él
quisiera romperla a propósito. Yo soy un gran científico y puedo cambiar tus
células por otras.
-
No podrías cambiar nada soy indestructible.
El cangrejo decidió que no había aprendido la lección y lo
transformo en un submarino amarillo, frio como su corazón.
Colorín colorado este
cuanto se ha acabado.
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