Erase una vez un
niño que se llamaba Pepe. Pepe quería una mascota, pero sus padres, José y
Paquita, no podían permitirse pagar una mascota y poder alimentarla. Los padres
de Pepe le explicaron que no podían permitirse una mascota en casa dando y argumentando
los motivos, por no hablar de los ruidos que podría producir y causar problemas
con los vecinos.
Aunque Pepe entendía a sus padres, seguía pensando que
necesitaba una mascota, porque se sentía muy solo ya que era hijo único.
Entonces, decidió hacer una lista, esa lista tenía 20 cualidades que tenía Pepe
y en la que redactaba que él mismo se encargaría de limpiar, alimentar y buscar
una mascota idónea para tener en casa.
Una vez terminada la vista, la firmó y después se la enseño
a sus padres, los padres de Pepe creían
que solo era un capricho pero después de esta lista cambiaron de opinión y
decidieron darle permiso para tener una mascota.
Debía ser una mascota poco ruidosa, dentro del bajo
presupuesto de los padres de Pepe y fácil de limpiar y alimentar. Pensó durante
muchísimo tiempo, y decidió que la mejor opción era un “pececito”. Sus padres
lo acompañaron a elegir al pececito de la tienda de mascotas. Su pececito era
azul eléctrico con manchitas turquesas y una cola de sirena preciosa. El pececito
lo llamo “Isidoro”.
Después de dar el paso de escribir la carta, comprendió que
si te explicas bien y demuestras responsabilidad te toman en serio. Ya no se
sintió nunca más solo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario